
Harleen llega al Asilo Arkham como residente de psiquiatría donde le asignan a Joker como paciente. Fascinada con la locura del Príncipe Payaso del Crimen, él la seduce y utiliza para escapar. Pero Harley se enamora de él, cree que puede curarlo y está dispuesta a seguirlo. La trampa narcisista de la doctora es típica de este tipo de relaciones. Ella necesita creer que puede salvarlo, que su amor y ella misma serán la cura. Donde fracasó con el padre ganará con Joker. Para ello debe dejar de ser quien era y devenir en otra persona. Harleen no es la identidad secreta de Harley, la psiquiatra era una imagen construida para sobrevivir que se rompe por el encuentro con Joker y da salida a la locura de Harley.
Así como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde representaban las imágenes disociadas del médico y el monstruo, Harleen y Harley presentan una versión femenina sin disociación. Harley es el reverso perverso de la neurótica Dra. Quinzel. Joker como representante transferencial del padre aparece como objeto de amor para la joven psiquiatra. Al igual que Joker, Harley encarna el mal-estar y el caos. Ella es molesta, errática, eufórica y hebefrénica. Gracias a estas características, Harley se mimetiza con La Maldad en Joker y pone en acto esa destrudo libre.

Harley fue depositaria de los afectos oscuros de la madre desde niña, identificándose con “ser molesta” que le gana la atención de Joker y articula la construcción del nuevo self falso: Harley Quinn como pantalla de proyección de la destrudo de su amante. Sin embargo, a diferencia de Joker, Harley se constituye desde el inicio como un monstruo pues su devenir proviene del dolor del desvalimiento originario que la lleva a construir estos falsos selfs (la Dra. Quinzel y la criminal Quinn).

Para Joker, Harley es un arlequín que lo adorna. No tiene el más mínimo interés sexual en ella, quien sistemáticamente busca atraer su atención con sus encantos femeninos, pero sin lograrlo. Ella quiere serlo todo para él y la única forma de lograrlo es siendo un objeto de uso para el Rey del Crimen. La cosificación femenina en las relaciones abusivas es un efecto claro del mal-estar que genera la violencia. La psiquiatra está dispuesta a dejar su persona y ser el objeto de deseo de Joker, un objeto sexual y arma letal. Lo que a Joker le interesa en ella no es su sexualidad sino su potencial asesino.