Batman: El detective de Bob Kane

Como todos sabemos, los padres del pequeño Bruce Wayne son víctimas de la violencia y el crimen, provocando el surgimiento del Caballero de la Noche. En las diferentes versiones del acontecimiento, Thomas y Martha Wayne son aparentemente asesinados fortuitamente, pero al paso del tiempo Bruce describe que su muerte fue parte de un plan macabro de quienes ostentan el poder en la ciudad y para quienes los Wayne representaban un obstáculo. La orfandad con la que Bruce se confronta le es por completo desconocida.

Criado con los privilegios de la clase favorecida, el joven Wayne vivencia por primera vez la carencia en ese callejón oscuro frente al cadáver de sus padres. A diferencia de los villanos que enfrentará a lo largo de casi un siglo de historietas, programas de televisión y películas, Bruce tuvo un desarrollo sólido en sus primeros años y una serie de prójimos que lo asistirán en su asenso como antihéroe y vigilante de Gótica. Los menos afortunados devienen villanos, arrebatados también de la posibilidad del reconocimiento heroico.

La noción del trauma infantil es el núcleo de la construcción del personaje de Batman. A decir de Bob Kane, creador del personaje, “no se nos ocurre nada mas traumático que ver morir a tus padres frente a tus ojos“. La primera aparición de la historia de origen de Batman data de 1939 en el número 33 de Detective Comics: “La leyenda de Batman – quien es y como devino quien es” en la cual bastaba con mostrar el asesinato fortuito de los padres para justificar la necesidad de reivindicar la muerte de los padres como motivación para volverse el vigilante de Ciudad Gótica. En esta versión es la ira el afecto desplazado en la construcción de Batman: la reivindicación a diferencia de la venganza pretende dar sentido a un acontecimiento que deja al sujeto en la impotencia absoluta. Al atribuir un juicio a tal evento, la necesidad de justicia deviene en el deseo de venganza.

El primer Batman busca la venganza como retribución del daño sufrido, y construye su identidad para atemorizar a los delincuentes. Su construcción proviene de la oscuridad más profunda del humano: el miedo y la ira que buscan la retribución como si al destruir aquello que provocó el dolor realmente se reparara el daño. Esta configuración corresponde al odio primitivo y hace de Bruce Wayne un personaje casi sociopático cuyas características no distan mucho de los villanos. Lo que hace de Batman un héroe es un código moral que le impide matar y en ese sentido se auto-prohibe la consolidación de su venganza.

En los años sesentas, esta versión tendrá que matizarse poniendo el énfasis en la protección de otros como no pudo hacerlo con sus padres y no solo en la venganza personal. Este es el comportamiento heroico que deviene de lo que se ha denominado culpa del sobreviviente. Dicha configuración se sostiene en la noción clásica de la tendencia al bien y la represión de los afectos oscuros. La transformación en lo contrario permite que la ira y el odio se manifiesten como deseo de cuidado de los más necesitados, con la consecuente retribución narcisista de la admiración y el reconocimiento del otro. Esta es la versión censurada de Batman, que se mantendrá en la era de Plata en la que Superman y sus demás superamigos busca el bien mayor siendo parte de la liga de la justicia.

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