Seguramente al pensar en Hellboy muchos ubicarán las maravillosas películas del mexicano Guillermo del Toro de 2004 y 2008. Se trata de un personaje relativamente joven, creado por Mike Mignola en 1993 para la editorial Dark Horse. El mes pasado Hellboy regreso a la pantalla grande con una nueva versión de su historia, dirigida por el británico Neil Marshall. Me parece importante darle un espacio al Niño del Infierno antes de iniciar con los posts de Avengers: Endgame.
¿Quien es Hellboy? Ambas producciones fílmicas son fieles a la historia de origen del cómic. Hellboy llega a la tierra nada más y nada menos que en la Era de Plata de los cómics… al igual que Steve Rogers, el origen de Hellboy data de la Segunda Guerra Mundial. En una sinergia muy particular, los Nazis (los grandes villanos de la época) en alianza con Rasputín (el hechicero Ruso) invocan un arma diabólica (literal) con la que pretenden ganar la guerra. Así invocan a los Ogdru-Jahad (Dioses del Caos) en aras de provocar el apocalipsis y consiguen que un pequeño demonio aparezca en la tierra. Su plan se ve arruinado por los norteamericanos (los héroes de la época) quienes terminan criando al niño diabólico.
Hellboy se convierte en agente de un proyecto secreto del FBI llamado Unidad de Defensa e Investigación Paranormal (en inglés B.P.R.D.) fundada por su padre adoptivo, el Profesor Bruttenholm. Al igual que otros equipos de superhéroes, la B.P.R.D. se integra por sujetos anormales, monstruos, que son reclutados para utilizar sus poderes en favor del bien común. Así Hellboy, Abraham “Abe” Sapiens y Liz Sherman forman una extraña familia bajo el amparo del Dr. Trevor Bruttenholm.
Siendo un adulto, se entera de su verdadero origen. Hellboy o Anung Un Rama (La Bestia Del Apocalipsis) es hijo del demonio Azzael, príncipe de Sheol y de la bruja humana, Sarah Hughes, quien fuera descendiente del Rey Arturo. Por lo que pertenece a un linaje real tanto en la tierra como en el inframundo . Su mano de roca es la llave para abrir las puertas del infierno y desatar el apocalipsis. Tanto en el comic como en las tres películas, vemos el conflicto de Hellboy entre su destino y su deseo. Entre ser el deseo de su padre demoníaco (ser la bestia del apocalipsis) y el deseo de su padre humano (ser un superhéroe), Hellboy debe debatirse y definir su identidad.
La figura del Diablo ha sido por tradición la imagen del mal desde el medievo. El Monstruo por excelencia. Su historia es sumamente interesante y data de los inicios de la Edad Media y la necesidad de la Iglesia Católica de consolidar su imperio en Europa occidental. Esta demonología es claramente aprovechada en la construcción del personaje de Hellboy. La reivindicación del mal apunta a la supremacía de la voluntad sobre el destino. El demonio ha sido por tradición malvado. Anung Un Rama (nombre original de Hellboy) está signado desde esta tradición para ser el instrumento del fin del mundo. Sin embargo, como Niño del Infierno, criado por un padre humano, se aferra a ejercer su voluntad contra el destino que le fue impuesto.
Todo humano pasa por ahí de alguna manera. El psicoanalista francés Jacques Lacan, sostiene que la construcción del sujeto requiere la mirada deseante de un Otro; es decir, que el origen de lo que pensaremos como identidad es siempre en el inicio del deseo de un Otro sobre nosotros. Anung Un Rama es nombrado por su padre Azzael desde el deseo de que sea la bestia del apocalipsis. Paradójicamente, es deseo del padre lo que le da estatuto de existencia.
En cuanto a su madre, la hechicera Sara Hughes, en la más clásica tradición demonológica busca un pacto con el diablo para obtener el poder. A su vez, a ser descendiente del famoso Rey Arturo de Inglaterra, asegura que su descendencia se corone Rey (según se nos muestra en la película recientemente estrenada) El deseo de la madre en este sentido es absolutamente megalomaníaco (que en el hijo se traduce en una sentencia narcisista).
Al ser separado de sus padres y criarse entre los humanos, el pequeño demonio es nombrado Hellboy por su padre adoptivo, el científico norteamericano Trevor Bruttenholm. ¿Cual es el deseo de Trevor sobre este hijo a quien cariñosamente llama Niño del Infierno? Un deseo de desafío desde su posición científica: mostrar al mundo que los monstruos pueden ser “buenos”. Pensado desde esta perspectiva, Trevor es posiblemente más narcisista que Sara.
Hellboy debe lidear con estas imágenes de sí mismo como ideales del yo que no termina de llenar para encontrar su propio deseo. Lacan dirá que el deseo es siempre deseo del otro, sin embargo, en algún momento (y por solo un momento) nos apropiamos de este deseo y lo hacemos genuino. Hellboy se sabe un monstruo, la gente le teme, le han dicho que debe ocultarse…. sin embargo, él tiene la necesidad de ser reconocido en sus hazañas épicas. Busca esa mirada de los otros que le valide su imagen heróica de sí mismo. En las películas de Guillermo del Toro vemos su interés romántico hacia Liz Sherman de quien busca la mirada deseante que le de un estatuto de identidad.