El origen de Rocket (como se expuso en el post anterior; ROCKET RACCOON: La alimaña heróica (1 de 3)) es fundamental para entender su construcción como monstruo y su devenir en héroe. Rocket es el producto de un experimento científico que pretendía dotar de habilidades humanas a ciertos animales para la atención de pacientes psiquiátricos. En otro momento, los fines terapéuticos se ven pervertidos y los animales son utilizados como armas. En tanto objetos creados por el hombre, estos seres tienen el trato de cosas, utilizables para los fines de su creador (o dueño).
Un concepto clásico de lo que se define como monstruo es un ser híbrido entre lo humano y lo animal. Rocket tiene un cuerpo animal con una mente humana, pero ¿Qué hay de su alma? ¿El animal tiene alma? ¿Es la mente el alma? Remito al concepto de alma ya que lo que entendemos en psicoanálisis como psiquismo deriva de la noción griega de psique que remite al alma, no a la mente.
En este post, quiero trabajar sobre la persona que hay en la cosa y el alma del monstruo en el personaje de Rocket. La distinción entre cosas y personas según el filósofo Roberto Esposito, consiste fundamentalmente en que las cosas son tenidas por las personas, de manera que ser persona implica tener cosas y ser cosa implica ser propiedad de una persona.
En cuanto al alma, sin ahondar en profundidades filosóficas, digamos que alguna escencia de bondad y de virtud se suele atribuir al alma. De ahí que los villanos sean “des-almados” (sin alma) o que el moderno criminal antisocial que carece de empatía (un ser sin alma no puede ser empatico con el alma de otro ser) comprometa algo de su humanidad en su facilidad para hacer el mal acercándose más al animal.
Rocket al inicio nos da la impresión “desalmada” y villanezca ya que al parecer es un egocéntrico empedernido incapaz de interesarse en otros. Curiosamente desde su presentación también podemos ver su preocupación y su afecto hacia Groot, otro monstruo como él.
Habiendo recibido el trato de cosa, resulta complicado que la persona de Rocket manifieste interés por otras personas cuando a él se le dio un trato “inhumano”. Como el mismo indica en la primera película:
“ ¡Yo no pedí que me hicieran! No pedí que me destrozaran y me volvieran a armar, una y otra vez y que me convirtieran en…¡en un pequeño monstruo!”
El cuerpo fragmentado y cosificado requiere una protección psíquica especial: una coraza narcisista que garantice la seguridad del cuerpo. Que mejor coraza que la del criminal para ser temido y evitar todo posible daño. Evitando también todo vínculo posible. Excepto con otra “cosa”, Groot y otros monstruos como los Guardianes.
El narcisismo defensivo de Rocket (como el de Tony Stark –IRONMAN: La construcción de una coraza narcisista para lidiar con el trauma. (1 de 4)-) deriva de las experiencias traumáticas. Habiendo sido un animal como cualquier otro, desconoce su origen salvaje y se considera orgullosamente especial:
ROCKET: Aguarda. ¿Qué es un mapache?
QUILL: – “¿Qué es un mapache?”. Es lo que tú eres, estúpido.
ROCKET: No hay nada como yo… excepto yo.
Pero este orgullo narcisista de “ser único” lo condena también a una soledad alienante. Si no hay nada como yo, ¿Quien puede quererme? ¿Entenderme? Si el humano por tradición detesta y exilia lo que no comprende!! Si lo extraño provoca rechazo y agresión por la sola diferencia!!! Ser “único” tiene la contraparte de ser “ajeno” y por lo tanto marginal.
Sin embargo, el cuidado del otro está en la programación inicial de este mapache que no se sabe animal y se asume sicario y criminal. Y esta faceta de si se ve sistemáticamente en su relación con Groot. Pero también se observa su preocupación por los demás miembros del equipo aunque la oculte en su egocentrismo:
Quiero salvar a Quill para demostrarle que soy mejor que el.
Como si los afectos fueran una vulnerabilidad que debe ocultarse bajo la máscara utilitaria del protagonismo. Veremos en otro post como en el encuentro con Yondu (otro huérfano), Rocket se percata que no es único y que otros pueden verse en el.
Finalmente en Infinity War será capaz de auxiliar a Thor y mostrar toda su empatía y su compromiso como persona ante otra persona desinteresadamente cuando le regala al Ángel Pirata el ojo prostetico. Es una escena a mi parecer trascendente. Rocket tiene una afinidad singular por los prosteticos, son su fetiche. Es un ladron por naturaleza (naturaleza de mapache), casi cleptómano y ante la historia de Thor, Rocket se conmueve y le da, sin que se lo pidan, aquello que al Dios del Trueno le falta. Lacan escribió alguna vez que amar es dar lo que no se tiene a quien no lo pide. Lacanianamente hablando, el regalo de Rocket es un acto de amor.
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[…] En la historia del personaje, el brutal experimento nos parece un cuento de ciencia ficción. Desgraciadamente en la realidad, estos casos ocurren. Lo que Logan atraviesa al ser sujeto del experimento es lo que viven las víctimas de la trata de personas (en el ámbito de la delincuencia organizada) pero también los sobrevivientes de la silenciosa violencia doméstica. En los ámbitos de la salud mental utilizamos el término “traumatismo crónico” para referirnos a situaciones de violencia que ocurren por tiempo prolongado dejando secuelas severas en las víctimas. A los sujetos que han tenido estas experiencias se les denomina “sobrevivientes”. Sobrevivientes de tráfico de personas, sobrevivientes de violencia doméstica, sobrevivientes de abuso sexual…. la clínica y los cómics están llenos de sobrevivientes de un sin fin de historias atroces. (Ver NEBULA: La envidia de la otra mujer, ROCKET RACCOON: “¡Yo no pedí que me convirtieran en un monstruo!” (2 de 3)). […]
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